Cants de Lloança, Miguel Gálvez-Taroncher, Quinteto de metales y orquesta (score + partes) (alquiler)

La obra parte en su concepción de dos textos, Les Trobes en Lahors de la Verge Maria (Yoland, escritora valenciana, 1474) y Der archipelagusde Friedrich Hölderin, aportando el primero la idea para el título y el segundo casi todo el material compositivo, aunque este derive parcialmente también de otras ideas no relacionadas con la obra de Hölderlin, como algunos textos clásicos del Mediterráneo y bocetos relacionados con la cultura magrebí.

En definitiva, la obra surge y vuelva a nuestra mar, a sus orillas y a la sensación expresiva y evocadora que siempre ha fascinado. El poema de Hölderlin se refiere constantemente a poseidón, el Dios de los mares, relacionado con los conceptos de “silencio” y “calma” (Stille en alemán) que utilizo y combino con el concepto japonés de “Ma” (Espacio negativo: pausa, espacio, abertura o intervalo) y que uso en forma de instantes de silencio, de pausa, de intervalo de tiempo “congelado”. Según la filosofía japonesa, ese espacio puede estar lleno de energía y llegar a un estado de contemplación, la “spacetime o timespace experience”.

La obra intenta desvelar, comunicar, el carácter y/o significado de cada de los versos de la primera sección del poema de Hölderlin a través de 22 Haikus musicales, momentos de experiencia intensa y de concentración en la acción creativa e interpretativa, que  definen la construcción métrica, la acentuación y las posibilidades del hexámetro original de poema.

Der Archipelagus nos habla del origen de Occidente, como dijera Hiperión, “El primer hijo de la belleza es el arte”. Dentro del aspecto métrico, es fundamental el hexámetro como motor de todas las secuencias de poemas, surgidas del “canto” interior de los versos, desarrolladas a través de matrices de agregados de diagonalidad – armónico-contrapuntísticos – y de micro-canones de reminiscencias renacentistas. El ritmo del hexámetro es fácilmente reconocible tanto a nivel fraseológico, con su cesura interna a la mitad, como a nivel rítmico superficial, como ocurre en multitud de bailes y cantes del mediterráneo.

Los pies en el poema original van variando, lo que ofrece una riqueza extraordinaria, que se ve reflejada en cada una de las variaciones métricas de los poemas, unos con un compás claro y definido y otros muchos con la libertad de “obra abierta” que se dibuja en los indicados con Senza misura, libero, siendo la alternancia entre pies dáctilos y troqueos la más habitual.

Se ha dicho del hexámetro dactílico de Homero que es “tan solemne y majestuoso, tan flexible y vario, tan capaz de toda idea y sentimiento, tan fuerte y suave a la par, instrumento de armonía sin par, que lo mismo reproduce las quejas dolientes de una madre, que el estruendo de las olas que se rompen sobre las rocas del mar”. (Ruiz Bueno. Introducción a la “Iliada”. 1954)

La palabra Archipiélago significaba en realidad en la época de Hólderlin “costa” o tierra bañada por el mar, “orilla” y proviene literalmente del griego “principio del mar”. El Archipiélago engloba, así, lo viejo y lo nuevo, el concepto de “madre”, “principio”. La “heilige Mondlicht” (la sagrada luz de la luna), el movimiento de las cuerpo celestiales creando la armonía de las esferas, las olas continuas, se ven evocados y reflejados  en la obra a modo de elementos madrigalescos.

         El material surge de la creación en el aquí y ahora, de la improvisación vocal que interpreta y musicaliza, filtra el texto de Hölderlin y lo hace propio, generando posteriormente una expresión abstracta de un boceto vocal y lírico, tanto a nivel melódico como a nivel de agregados armónicos y tímbricos, a través de matrices construidas con técnicas de composición serial que me ofrecen un “océano” de recursos y posibilidades de una gran riqueza.

Los ritmos propios de los versos se ven reflejados sobre todo en las partes percusivas pero no exclusivamente y la obra entera indaga en las fronteras de lo operístico y lo teatral, utilizando recursos antiguos pero muy actuales como el canon, la fuga (canon de matriz fugado), la imitación, el micro-canon heterofónico, el minimalismo, la repetición, los bucles, la sorpresa o el guiño constante. El “boceto gráfico” o la composición gráfica también representan un elemento básico de creación, así como la microtonalidad, la “Klangfarbenmelodie” o la renuncia formal y el estatismo o tiempo “congelado”. La “obra abierta” como concepto es básica también para entender el funcionamiento de la pieza, tanto a nivel compositivo como a nivel interpretativo y de escucha, siendo muy clara en el final “abierto” que deja abiertas las posibilidades y que ofrece todo tipo de conjeturas al espectador-creador.